Uno de los motivos de consulta mas habituales son los relacionados con ansiedad. Sin embargo debemos tener en cuenta que la ansiedad es un mecanismo de defensa que tiene nuestro organismo.

¿Qué quiere decir esto exactamente? Es un mecanismo universal, adaptativo y normal ante situaciones amenazantes. Cuando nos enfrentamos a un peligro, nuestro cuerpo se pone alerta y se prepara para la lucha o huida, esto es exactamente lo que hace la ansiedad.
Cuando nos encontramos en una situación de peligro, nuestro cuerpo reacciona en varios niveles:
1.- nuestro pensamiento rápidamente comienza a buscar soluciones posibles a ese peligro. Busca una escapatoria y centra toda la atención en aquello relacionado con el peligro.
2.- Nuestro cuerpo se prepara para la lucha poniendo en marcha nuestro sistema muscular.
3.- Además se activa el sistema nervioso autónomo que implica aumento del ritmo cardiaco (que llevará la sangre a cualquier parte de nuestro cuerpo), aumento de la respiración (proporcionando oxígeno suficiente para la lucha)...
Todas estas acciones serían apropiadas si de repente aparece un incendio en casa.
Nuestro cerebro interpreta esta situación como una amenaza y trata de buscar la mejor solución de huida escapando del fuego. Nuestros músculos se preparan para salir corriendo y me proporcionan más fuerza en caso necesario.
Además, nuestra respiración y ritmo cardiaco se adaptan a esta situación para que nuestro cuerpo responda de manera efectiva.
Estamos de acuerdo entonces en que la ansiedad nos ayuda ante una situación de peligro.
Pero ¿Qué sucede si esa amenaza no es real?
Hay ocasiones en que esta misma respuesta de lucha o huida se activa ante un peligro que no es real, por ejemplo ante una reunión de amigos, ante las noticias en la tele o ante un perro.
En los casos en que no existe un peligro real es cuando la ansiedad deja de ser adaptativa para convertirse en patológica.
Lo que sucede en estas ocasiones es que nuestro cerebro "interpreta" como amenazante algo que no lo es.
Mi cuerpo se tensa, la mandíbula, los puños, los hombros…, comienzo a sudar, siento taquicardias o palpitaciones, mi respiración va muy rápido y parece que me falta el aire….
Es importante ver cómo interpreta la persona esa situación y por qué. A partir de ahí podremos comenzar a trabajar en la ansiedad.
Existen diferentes técnicas para ayudarte a controlar la ansiedad.
La terapia cognitiva - conductual es la primera elección en estos casos, nos ayudará a enfrentarnos a las distorsiones cognitivas y hacer frente a las situaciones temidas.
Las técnicas de relajación nos aportarán ese extra a la hora de enfrentarse a las situaciones complejas. ¿En qué consiste esta respiración?
Las personas solemos utilizar una respiración “parcial” en la que utilizamos sólo una parte de los pulmones, por lo tanto esta respiración suele ser rápida y deficiente.
Resulta útil aprender a respirar de manera completa, lenta y regular ya que a su vez nos permitirá reducir la activación y disminuir los niveles de ansiedad.
Cuando respiramos de manera abdominal activamos el nervio vago que es el encargado de activar el sistema nervioso parasimpático (recordamos que en las respuestas de ansiedad se ponía en marcha el sistema nervioso simpático).
El sistema nervioso parasimpático es el encargado de la relajación de nuestro cuerpo.
Si te ves reflejado en lo que has leído puedes consultarnos y te ayudaremos a gestionar tu ansiedad para disfrutar de tu día a día.