
Al igual que los adultos, los niños también sienten ira, rabia, enfado… Pero a diferencia nuestra, nadie les ha enseñado a gestionar esos sentimientos.
Los adultos sabemos que no se debe pegar, insultar, romper cosas o salir corriendo cuando nos enfadamos, porque lo hemos aprendido a lo largo de muchos años.
Los niños están aprendiendo qué deben hacer en estas situaciones, por eso debemos ser su guía y mostrarles lo que no deben hacer, pero sobre todo, enseñarles qué pueden hacer para sentirse mejor.
Lo primero de todo es enseñarles a identificar cuáles son los desencadenantes de sus enfados (por ejemplo “siempre que mi hermano se ríe de mi, me enfado”), y cuándo están empezando a sentirse enfadados. Debemos hacerles ver que están subiendo el tono de voz, se están agitando,… y cuando sean capaces de darse cuenta de que están empezando a “perder el control”, entonces podremos enseñarles formas de volver a recuperar el control de sus pensamientos y acciones.
Aquí os dejo varias técnicas que se pueden usar con niños para controlar su rabia y sus enfados:
Tomarse un descanso: es decir, realizar otra actividad diferente. En el momento en que se dan cuenta que empieza a subir el nivel de enfado, podemos enseñarles a frenar y tomarse un descanso. Pueden ir a otra habitación a pintar, a la cocina a beber agua, leer un cuento… De manera relajada. Una vez que se hayan tomado unos minutos podrán ver las cosas de otra manera. Pero no siempre se puede tomar un descanso… por ejemplo en el cole… Por eso existen otras técnicas que pueden ser interesantes.
Buscar pensamientos frios: En la mayoría de las ocasiones son los propios pensamientos sobre la situación los que hacen que el enfado vaya creciendo mas y mas. Los pensamientos del tipo: “siempre me pasa a mi lo peor”, “mi amigo lo ha hecho aposta para molestarme”, “no es justo”…. son pensamientos que alimentan nuestra ira. Por eso debemos enseñar a nuestros hijos a cambiar estos pensamientos por otros mas adaptativos: “seguro que ha sido sin querer” “enfadarme no me va a ayudar”, “soy fuerte para enfrentarme a este ejercicio”…
Liberar la ira: Aunque está muy extendida la idea de que golpeando algún objeto o gritando muy fuerte nos liberamos de la rabia, esto no es del todo cierto, ya que esos comportamientos, siguen siendo comportamientos de enfado, por lo tanto nuestros pensamientos no se van a “enfriar”. Lo mejor es realizar actividades que nos permitan liberarnos física y mentalmente de los enfados. El deporte es una alternativa perfecta. Pero también podemos relajarnos a través de la respiración. Cuando nos enfadamos nuestra respiración suele agitarse y hacerse mas irregular. Pues bien, podemos enseñar a los niños a respirar de manera abdominal, que es una respiración profunda y de relajación. Si os interesa puedo escribir sobre este tipo de ralajación en otro post.
Podemos realizar estiramientos, posiciones de yoga, dar golpecitos con nuestro dedo mientras contamos lentamente…
Y por último, y mas difícil. Buscar una solución al problema que ha desencadenado el enfado. Digo mas difícil porque para los niños es complicado buscar una solución en caliente. Por eso es mejor practicar alguna de las técnicas anteriores antes de buscar la solución.
Todas estas ideas, son eso, ideas. Hay niños que se sienten mas cómodos con una técnica y a otros niños les funciona mejor otra diferente, pero todas ellas requieren práctica para hacerlo bien y conseguir que funcione.
Podéis probar a ver con qué técnica se siente mejor y luego practicarla.
Una buena manera de contabilizar el número de veces que son capaces de utilizar estas técnicas es darles un trozo de cuerda en el que deberán hacer un nudo cada vez que utilicen una de estas técnicas y consigan calmarse. Podemos llegar a un acuerdo con ellos y cuando lleguen a 10 realizar alguna actividad divertida como recompensa por el esfuerzo.